viernes, 27 de abril de 2012

Una promesa eterna.


-¿Me haces un favor?
-Si, ¿cuál?
-No me olvides nunca.
-Descuida, pero ¿por qué lo dices?
-No lo sé. Tengo la sensación de que no volveremos a vernos, cuando nos digamos adiós.
  
    Ella se quedó pensativa unos instantes en los que los dos miraron al suelo.

-Si sucede, te recordaré siempre.

    Se quedaron en silencio, paseando por la orilla del río. Ella, temerosa de que él puediera hacer alguna tontería. Él, temeroso de lo que puediera pasar. Ambos eran la media naranja del otro. Almas gemelas. Ella lo sentía, pero no lo sabía identificar. Él otro tanto.

    Pasaron dos años y terminaron el bachillerato. Él la amaba. Ella también a él. Pero ninguno sabía lo que sentía el otro. Cuando amaneciera, cada uno marcharía a su nuevo hogar, a finales de verano. Esa noche, de nuevo junto al río, él le tomó la mano. Ella le sonrió, y él posó sus labios en los de ella. Las estrellas fueron testigo de un beso que nunca vería el sol.

    Al alba se dijeron adiós, con la esperanza de mantener su amor.
    No volvieron a verse. Él no la olvidó nunca.
    Al final de su vida, con los ojos brillantes, ella había olvidado muchas cosas. Pero a él lo recordó hasta el final.

2 comentarios:

  1. Pero Que Triste :( ... Un beso que nunca vería el sol... Muy lindo... ¡Conmueve! me hizo recordar cuando me gradué n_n Me gusta que en un escrito corto se digan tantas cosas, me gusta Mucho! :D

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  2. Gracias, me alegro de que te guste. Es el primer texto en prosa que hago así de corto ^^ (Y por ahora el único o.O')

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