Pensando en que nada puede ser cambiado de forma individual.
Y aun así hay una secreta satisfacción en, aunque sea de forma inútil, continuar.
Esa sensación de que ganas, de que no traicionas. Esa sensación de que puedes pensar.
Aunque las cadenas te aten, puedes aguantar.
Aunque el tiempo se te escape, lo puedes poco a poco recuperar.
Aunque tu voluntad se apague, la puedes resucitar.
Puedes avanzar.
Me preparo. Todos los días de mi vida son como los tuyos: Una interminable película que nunca has visto, por lo que no conoces el final. Una película en la que la único que cuenta es el momento exacto... ... en el que sales a escena.
martes, 12 de febrero de 2013
Da igual.
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