sábado, 20 de agosto de 2011

Te vi.

¿Por qué me río?
¿Por qué no lloro?
Porque por fin te he visto.
Después de dos meses,
Volviste al fin.
Vi tu rostro de nuevo,
Sin ser una fotografía,
Te he visto,
No quepo en mí de la alegría.
Creí que era otro
El que venía a la piscina,
Pero eres inconfundible,
Con tu peinado
Y con tu sonrisa.
Tenía miedo,
Miedo a que no me vieras.
Y también temor
A que no me reconocieras.
Pero me viste,
Me saludaste con la mano,
Y me reconociste,
Yo te respondí,
Con una sonrisa tonta.
¡Por qué no me atrevería
A decir tan siquiera “hola”!
Luego salí de allí,
A tomar un aperitivo,
Yo te observaba, embelesada,
Como perseguías a tu amigo,
Y tirabas de él hacia el agua,
Riéndote a carcajadas,
Enseñando tu sonrisa…
Volví al recinto,
Y me quedé mirando,
Como nadabas,
Y sin tan siquiera darme cuenta,
Me tiré al agua,
Casi a tu lado yo buceaba.
Luego te fuiste de allí,
Y no tuve razón
Para quedarme más tiempo,
Y también me fui.
Fui a los vestuarios,
Me vestí
Y me peiné,
Y cuando salí,
Estabas haciendo skate,
Con tus amigos,
En la pista,
Yo callada te observé.
Erais varios en vuestras tablas,
Y entre todos tus amigos,
Brillabas.
Yo había planeado,
Lanzarme a la pista también,
Pero me daba vergüenza,
Que vieras que casi nada sé hacer.
Cuando reuní el valor suficiente,
Para lanzarme de una vez,
Te fuiste, sonriente,
Y desde ese momento,
Hace dos días,
No te he vuelto a ver.

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