martes, 12 de febrero de 2013

Da igual.

Pensando en que nada puede ser cambiado de forma individual.
Y aun así hay una secreta satisfacción en, aunque sea de forma inútil, continuar.
Esa sensación de que ganas, de que no traicionas. Esa sensación de que puedes pensar.
Aunque las cadenas te aten, puedes aguantar.
Aunque el tiempo se te escape, lo puedes poco a poco recuperar.
Aunque tu voluntad se apague, la puedes resucitar.
Puedes avanzar.

miércoles, 6 de febrero de 2013

16

16 años.
Esta vez sí noto algo distinto. El 16 me parece un número extraño. Es como si hubiera traspasado una frontera.
Y en realidad es un año más. Pero qué año...
Creo que este año sí he crecido de verdad.
Me consideraba madura, aunque tenga esas pinceladas de niña que lucho por no tapar. Pero a lo largi de este año creo que he madurado de otra forma.
Porque he respirado. He visto un mundo más allá de donde vivo. He respirado el aire fresco que no dejan entrar en este pueblo.
No sólo he cruzado el océano y he viajado por primera vez en avión. He conocido gente, y cada persona nueva era una ventana distinta al mundo que tan poco conocía. Cada una era la cara del prisma de la vida. Y yo crecí al conocerlas y vivir y esforzarnos juntas.
Y... bueno. Han pasado muchas cosas. Muchas cosas buenas. Desgraciadamente, también malas. Pero todas me han hecho crecer.

Y eso es lo importante.
¿No?